Beatles Bike

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jueves, 23 de marzo de 2017

"Las opciones son limitadas cuando un vehículo motorizado se convierte en un arma letal"

El texto del título no es mío, es de un artículo de John Carlin a propósito del atentado de ayer tarde en Londres, en el que el atacante ha sembrado el terror frente al parlamento de Londres valiéndose de un coche todoterreno y un arma blanca.

La frase del título nos recuerda que los vehículos a motor son la máquina más letal y de más fácil acceso para la ciudadanía. Es normal que los terroristas lo hayan percibido y lo aprovechen desde hace tiempo. Cuando era niño, terrorismo era sinónimo de "coche bomba" que se podía aparcar en cualquier lado. En los últimos atentados, como el de ayer de Londres, el de Niza o Berlín no ha sido necesario llenar los vehículos de explosivos. Pero el terrorismo no es el tema de esta entrada.

Lo que me interesa, es que la frase que forma parte del título nos recuerda que no se ven alternativas a un mundo de vehículos motorizados. Nos recuerda que, aunque se han puesto límites a todo tipo de libertades para garantizar nuestra seguridad, no hay forma de poner límites a la libertad de conducir un vehículo todoterreno por la ciudad. Se pueden pinchar teléfonos, espiar todas nuestras comunicaciones, escucharnos en el salón de casa a través de nuestra televisión, entrar en nuestras casas, te pueden quitar prendas de ropa en público en un aeropuerto, pero no se puede poner límites al uso del coche. Como señala el artículo  "Un terrorista suicida es casi imposible de frenar, y menos si pretende matar desde el volante de un vehículo", asumiendo que nada puede impedir que se usen los vehículos a motor.

Insisto que para mí el tema de este artículo no es el terrorismo. El nivel de violencia vial, sin terrorismo de por medio, es extraordinario, como el propio artículo recuerda " en el ranquin de posibles causas de muerte en una ciudad como Londres,caer víctima de un terrorista ocupa un lugar muy bajo, muy por detrás de, por ejemplo, un accidente de coche normal"

Entonces ¿por qué sigo hablando de terrorismo?. Porque aparte de que es un tema del que es imposible no hablar, la analogía que nos plantea esta situación con otras referidas a la violencia vial nos muestra los límites de lo poco que se está dispuesto a sacrificar por muchas muertes que cause el vehículo a motor ya sea mediante la contaminación o por impacto mortal. En el caso del terrorismo, al menos, no parece un accidente.

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